domingo, 6 de enero de 2013

La esencia de la comunicación visual


La esencia de la comunicación visual

En el transcurso de los acontecimientos humanos se ha generado la necesidad de legar una constancia de la vida del hombre, en su paso por el mundo. Es por ello que a través de la historia se han creado los más ingeniosos sistemas de comunicación visual.
El descubrimiento de que los conceptos podían materializarse gráficamente, motivó al intelecto induciéndolo al logro de sistemas visuales conformados por símbolos y signos. Los símbolos adquieren formas propias con un significado particular. Durante más de cinco milenios los símbolos sufren transformaciones radicales en pos de una simplificación formal que los haga más accesibles y fáciles de manejar y se convierten poco a poco en conceptos tipográficos abstractos, que se van estructurando bajo la jerarquía de signos. Su carácter formal cambia, por lo tanto, drásticamente va perdiendo con ello su aspecto figurativo inicial.
Los símbolos gráficos de un principio eran meramente representaciones de personas y cosas; después, su aspecto se vuelve más abstracto y su contenido expresa conceptos. Por último, en su postrera etapa evolutiva alcanzada hace tres mil años, los signos se transforman en representaciones silábicas en donde cada signo es representativo de un sonido monofónico. Dichos signos se combinan entre sí para expresar sonidos más complejos, hasta alcanzar la jerarquía de palabra, que es la representación gráfica de los conceptos unitarios o simples.
En esa última etapa evolutiva de los signos tipográficos se establecen las reglas que determinarán su estructura idiomática. Los signos quedan reducidos a un máximo que oscila entre 27 y 30 letras en lo que corresponde al sistema de escritura occidental. Esto fue posible gracias a la intervención genial de la cultura fenicia, magníficamente aprovechada por el pueblo helénico, quien le dio su correcta dimensión. Pero les corresponde a los romanos ser los generadores de nuestro patrimonio cultural. Ellos aprenden de los griegos las bases y esencia de su cultura y la transforman en un sistema propio que diseminan por todo el orbe.
Desde esa época, el hombre ya estaba consciente de la importancia y fuerza de la comunicación visual y reconoce su eficacia como medio de transmisión del pensamiento, logrando imponerla para diferentes fines y objetivos: como simbología religiosa, como elemento de identificación y prestigio a través de la simbología heráldica, o como una imagen de atracción comercial o marca de calidad y procedencia.
Algunos símbolos adquieren con el tiempo una expresión de carácter universal, como es el caso de los números arábigos o las mismas letras romanas. Pero en cambio otros pierden su prestancia por lo impráctico de su connotación conceptual como es el caso de los números romanos, que se usan solamente en determinados casos, o que quedan relegados en su uso sólo dentro de determinados núcleos humanos o ámbitos regionales, como la escritura árabe, o la escritura devanagari de la India, o la compleja simbología de la escritura oriental de China y Japón.
El hombre tiene ante sí una nueva perspectiva sobre los sistemas de comunicación visual y va modificando poco a poco su mentalidad adecuándola a las necesidades actuales. Los antiguos símbolos y las leyes que los sustentaban son desterrados dentro de la nueva problemática simbólica. El símbolo ha encontrado una nueva dimensión dentro del contexto urbano. Sin darnos cuenta nos encontramos en el umbral de una nueva era de la comunicación, en donde se amalgaman nuevos conceptos que facilitarán el entendimiento entre culturas con diversas raíces y formas de pensar y no es muy atrevido suponer que los símbolos serán el vehículo universal sobre el que se mueva el entendimiento humano.
Investigar y experimentar con los nuevos códigos visuales se vuelve una imperante necesidad desde entonces. La búsqueda de sistemas ágiles y prácticos que permitan el desarrollo de la comunicación se vuelve vital.
La ciencia como un nuevo derrotero dentro de las actividades del intelecto se constituye en la fuerza reguladora del saber hacia el logro emancipable y liberador del espíritu, que por fin encuentra su más preclaro anhelo: establecer un sistema de comunicación entre todos los hombres, para beber de la copa de la sabiduría que le brindan otros pueblos, sin importarle la lejanía de su asiento cultural.
La ciencia ordenadora de los diversos sistemas de comunicación, que nos enseña el comportamiento y uso de los signos, es un producto inapreciable de nuestra época. Con el nombre de semiótica, esta ciencia tiene como misión el estudio de los signos y símbolos que están relacionados con un significado preciso y claro, y plantea al mismo tiempo las bases que deben ser aplicadas a los sistemas generadores de imágenes de comunicación, que, como el diseño gráfico, introduce nuevas posibilidades dentro de la simbología de nuestra época, pero al mismo tiempo establece nuevas reglas, en espera de obtener aportaciones diferentes en el futuro, tal vez para lograr una sociedad internacional con mejores perspectivas en el manejo de los sistemas de comunicación.
El campo de la semiótica es muy complejo y extenso: Todo aquello que de algún modo transmita un mensaje en forma intencional o fortuita y que es captado por nosotros en forma directa o indirecta, queda clasificado dentro de alguna de las ramas que integran esta ciencia.
La simplificación de los enfoques de toda ciencia es deseable para un mejor conocimiento de sus partes. De acuerdo con este precepto básico se ha considerado como el objetivo primordial de esta obra, puesto que no es su intención abarcar un estudio exhaustivo de la semiótica, sino tan sólo plantear las posibilidades generales y limitantes de los símbolos de comunicación dentro del ámbito del diseño gráfico, considerando al mismo tiempo las bases teóricas que rigen el comportamiento de los sistemas visuales de comunicación, que en los últimos lustros han adquirido gran relevancia.

Análisis de los elementos visuales de comunicación

Una persona dedicada a la disciplina del diseño gráfico debe tener como cualidad primordial una mente fecunda, en donde cultive la imaginación, para que broten de ahí las ideas que alimentarán el ansia voraz de la creatividad.
En segundo término, se debe tener un adecuado sentido común que sirva de palestra en donde se ejercite la disciplina del discernimiento para poder separar lo adecuado de lo impropio, con el fin de rescatar los verdaderos valores de la expresión visual, dejando de lado los falsos preceptos emanados de la ignorancia.
En tercer lugar se debe contar con un sentido nato del buen gusto. Saber seleccionar lo adecuado para cada caso sin caer en cursilerías que demeriten su calidad profesional como diseñador.
El desarrollo profesional de un diseñador de gráficos se ha concebido de manera integral, de acuerdo con las necesidades de nuestra época. Todo ello bajo el precepto de que los gráficos son fuente inmanente de mensajes, concebidos de acuerdo con las más estrictas normas de la comunicación visual. Su creación y puesta en uso requiere de la intervención de especialistas calificados.
Los gráficos están desarrollando un importante papel en los sistemas promocionales de todo tipo. El mundo de la oferta y la de-manda domina el panorama de toda sociedad de consumo. Los industriales inundan con sus productos los mercados abiertos a consumidores en potencia, en donde muchas veces se adquieren bienes y servicios no por necesidad real, sino por una necesidad ficticia creada por los modernos sistemas de difusión, que, como la televisión, son característicos de nuestra época y de nuestro propio medio.
Sin embargo, este complejo panorama de la oferta y la demanda está cambiando, no al ritmo deseado, pero las cosas empiezan a adquirir un matiz diferente. En los últimos 20 años, a partir de 1968, se manifiesta un cambio radical en la oferta de bienes de consumo y de servicios profesionales, técnicos o comerciales.

¿En qué consiste ese cambio?

En un principio, aunque su participación es demasiado subjetiva, es muy importante y tiene que ver directamente con el consumidor, el cual hoy es muy diferente al de hace 20 años.
La primera característica de este cambio proviene del factor cultural. Los niveles del gusto han mejorado. Los mismos consumidores han estado desarrollando un sentido más clasificado para seleccionar los productos que necesitan. Ya no se conforman con cualquier artículo, sino que exigen calidad y presentación. Un mejor aspecto es definitivo. Esto ha motivado que la comercialización de productos extranjeros tenga más demanda que los productos nacionales. A su vez, los productos mexicanos bien presentados motivan una mejor demanda de ellos, tanto en nuestro país como en el extranjero.
Una segunda causa importante de este cambio está motivada por la aparición en nuestro medio de los grandes centros comerciales, en donde se ofrece al consumidor una infinidad de productos debidamente seleccionados, en donde destaca una presentación muy pensada, diseñada especialmente para acaparar la atención de los compradores.
La tercera causa, considerada tal vez como el principal motivador del cambio, tiene que ver con la aparición en la década de los setenta de las carreras profesionales de diseñadores y con las nuevas tecnologías dentro del ámbito de la electrónica al servició de la industria y el comercio. Ejemplo de esto lo tenemos en las computadoras, cuyo uso se ha difundido más allá de lo imaginable, haciendo las tareas del hombre más ágiles y productivas. Cualquier empresa de medianos recursos hacia arriba en el nivel de importancia de producción, ha logrado simplificar hasta un 60% los procesos administrativos, de producción y diseño de productos y ha hecho más fáciles y mejor presentados los sistemas de promoción gráfica.
La simbología adquiere mayor preponderancia dentro de los nuevos sistemas visuales de comunicación. Los preceptos del diseño han adquirido una nueva dimensión y tan sólo les falta el impulso final para adentrarse en el futuro bajo el precepto de nuevas bases que regirán su uso. Nuestra época y nuestro tiempo se están convirtiendo en preciado crisol donde se forjan las bases para el perfeccionamiento de una estructura más acorde con los objetivos de los futuros sistemas visuales de comunicación.
Los investigadores en el campo de los ideogramas han encontrado nuevos preceptos en el comportamiento de los signos y símbolos, creando con ello una nueva problemática, fundamentalmente en lo relativo a la retención mental de las formas. En un principio el diseño se enfoca en los símbolos para la creación y percepción de una forma determinada, pero en la actualidad se considera que no es suficiente el diferenciar y percibir una forma adecuadamente, sino que ésta debe quedar grabada en la mente, para ser recordada con facilidad. Si un gráfico cumple con este último precepto, logrará con ello la aceptación y demanda de los productos y servicios que representa. El 50% del éxito comercial depende de ello.
El comportamiento de los símbolos se ha vuelto el tema principal dentro del ámbito de las comunicaciones visuales. Se ha descubierto que el papel que desempeña un símbolo o una imagen va más allá de lo que a simple vista se podría considerar. Su injerencia dentro de la mente tiene un alto nivel de comportamiento y es por ello que los nuevos sistemas de transmisión de imágenes, como la televisión, han adquirido una importancia enorme en nuestros días. Los símbolos o imágenes de identificación y servicio, manejados a través de la televisión, adquieren mayor preponderancia al ser llevados hasta rincones más íntimos del ámbito humano, que antiguamente eran verdaderos baluartes en contra de la comunicación visual.
Nuestra época, nuestro tiempo, marcarán la diferencia en el futuro. El mirar hacia adelante es vislumbrar un panorama que, aunque parezca muy lejano, alcanzaremos antes de lo que imaginamos. Conocer las bases en el comportamiento de los signos y símbolos es adentrarse en un nuevo horizonte a través del camino de las comunicaciones visuales.
Los símbolos y logotipos que han surgido como identidades corporativas, así como los señalamientos que regulan el funcionamiento de nuestras ciudades y, en fin, todos aquellos gráficos que han conformado una extensa red simbólica que envuelve cotidianamente a los habitantes de los grandes centros cosmopolitas y regionales, son motivo de especial atención en los textos e ilustraciones que conforman el presente estudio.

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