La esencia de la comunicación visual
En el transcurso de los acontecimientos humanos se ha generado
la necesidad de legar una constancia de la vida del hombre, en su paso por el
mundo. Es por ello que a través de la historia se han creado los más ingeniosos
sistemas de comunicación visual.
El descubrimiento de que los conceptos podían materializarse
gráficamente, motivó al intelecto induciéndolo al logro de sistemas visuales
conformados por símbolos y signos. Los símbolos adquieren formas propias con un
significado particular. Durante más de cinco milenios los símbolos sufren
transformaciones radicales en pos de una simplificación formal que los haga más
accesibles y fáciles de manejar y se convierten poco a poco en conceptos tipográficos
abstractos, que se van estructurando bajo la jerarquía de signos. Su carácter
formal cambia, por lo tanto, drásticamente va perdiendo con ello su aspecto
figurativo inicial.
Los símbolos gráficos de un principio eran meramente
representaciones de personas y cosas; después, su aspecto se vuelve más
abstracto y su contenido expresa conceptos. Por último, en su postrera etapa
evolutiva alcanzada hace tres mil años, los signos se transforman en
representaciones silábicas en donde cada signo es representativo de un sonido
monofónico. Dichos signos se combinan entre sí para expresar sonidos más
complejos, hasta alcanzar la jerarquía de palabra, que es la representación
gráfica de los conceptos unitarios o simples.
En esa última etapa evolutiva de los signos tipográficos se
establecen las reglas que determinarán su estructura idiomática. Los signos
quedan reducidos a un máximo que oscila entre 27 y 30 letras en lo que
corresponde al sistema de escritura occidental. Esto fue posible gracias a la
intervención genial de la cultura fenicia, magníficamente aprovechada por el
pueblo helénico, quien le dio su correcta dimensión. Pero les corresponde a los
romanos ser los generadores de nuestro patrimonio cultural. Ellos aprenden de
los griegos las bases y esencia de su cultura y la transforman en un sistema
propio que diseminan por todo el orbe.
Desde esa época, el hombre ya estaba consciente de la
importancia y fuerza de la comunicación visual y reconoce su eficacia como
medio de transmisión del pensamiento, logrando imponerla para diferentes fines
y objetivos: como simbología religiosa, como elemento de identificación y
prestigio a través de la simbología heráldica, o como una imagen de atracción
comercial o marca de calidad y procedencia.
Algunos símbolos adquieren con el tiempo una expresión de
carácter universal, como es el caso de los números arábigos o las mismas letras
romanas. Pero en cambio otros pierden su prestancia por lo impráctico de su
connotación conceptual como es el caso de los números romanos, que se usan
solamente en determinados casos, o que quedan relegados en su uso sólo dentro
de determinados núcleos humanos o ámbitos regionales, como la escritura árabe,
o la escritura devanagari de la India, o la compleja simbología de la escritura
oriental de China y Japón.
El hombre tiene ante sí una nueva perspectiva sobre los
sistemas de comunicación visual y va modificando poco a poco su mentalidad
adecuándola a las necesidades actuales. Los antiguos símbolos y las leyes que
los sustentaban son desterrados dentro de la nueva problemática simbólica. El
símbolo ha encontrado una nueva dimensión dentro del contexto urbano. Sin
darnos cuenta nos encontramos en el umbral de una nueva era de la comunicación,
en donde se amalgaman nuevos conceptos que facilitarán el entendimiento entre
culturas con diversas raíces y formas de pensar y no es muy atrevido suponer
que los símbolos serán el vehículo universal sobre el que se mueva el
entendimiento humano.
Investigar y experimentar con los nuevos códigos visuales se
vuelve una imperante necesidad desde entonces. La búsqueda de sistemas ágiles y
prácticos que permitan el desarrollo de la comunicación se vuelve vital.
La ciencia como un nuevo derrotero dentro de las actividades
del intelecto se constituye en la fuerza reguladora del saber hacia el logro
emancipable y liberador del espíritu, que por fin encuentra su más preclaro
anhelo: establecer un sistema de comunicación entre todos los hombres, para
beber de la copa de la sabiduría que le brindan otros pueblos, sin importarle
la lejanía de su asiento cultural.
La ciencia ordenadora de los diversos sistemas de
comunicación, que nos enseña el comportamiento y uso de los signos, es un
producto inapreciable de nuestra época. Con el nombre de semiótica, esta
ciencia tiene como misión el estudio de los signos y símbolos que están
relacionados con un significado preciso y claro, y plantea al mismo tiempo las
bases que deben ser aplicadas a los sistemas generadores de imágenes de
comunicación, que, como el diseño gráfico, introduce nuevas posibilidades
dentro de la simbología de nuestra época, pero al mismo tiempo establece nuevas
reglas, en espera de obtener aportaciones diferentes en el futuro, tal vez para
lograr una sociedad internacional con mejores perspectivas en el manejo de los
sistemas de comunicación.
El campo de la semiótica es muy complejo y extenso: Todo
aquello que de algún modo transmita un mensaje en forma intencional o fortuita
y que es captado por nosotros en forma directa o indirecta, queda clasificado
dentro de alguna de las ramas que integran esta ciencia.
La simplificación de los enfoques de toda ciencia es deseable
para un mejor conocimiento de sus partes. De acuerdo con este precepto básico
se ha considerado como el objetivo primordial de esta obra, puesto que no es su
intención abarcar un estudio exhaustivo de la semiótica, sino tan sólo plantear
las posibilidades generales y limitantes de los símbolos de comunicación dentro
del ámbito del diseño gráfico, considerando al mismo tiempo las bases teóricas
que rigen el comportamiento de los sistemas visuales de comunicación, que en
los últimos lustros han adquirido gran relevancia.
Análisis de los elementos visuales de comunicación
Una persona dedicada a la disciplina del diseño gráfico debe
tener como cualidad primordial una mente fecunda, en donde cultive la
imaginación, para que broten de ahí las ideas que alimentarán el ansia voraz de
la creatividad.
En segundo término, se debe tener un adecuado sentido común
que sirva de palestra en donde se ejercite la disciplina del discernimiento
para poder separar lo adecuado de lo impropio, con el fin de rescatar los
verdaderos valores de la expresión visual, dejando de lado los falsos preceptos
emanados de la ignorancia.
En tercer lugar se debe contar con un sentido nato del buen
gusto. Saber seleccionar lo adecuado para cada caso sin caer en cursilerías que
demeriten su calidad profesional como diseñador.
El desarrollo profesional de un diseñador de gráficos se ha
concebido de manera integral, de acuerdo con las necesidades de nuestra época.
Todo ello bajo el precepto de que los gráficos son fuente inmanente de
mensajes, concebidos de acuerdo con las más estrictas normas de la comunicación
visual. Su creación y puesta en uso requiere de la intervención de
especialistas calificados.
Los gráficos están desarrollando un importante papel en los
sistemas promocionales de todo tipo. El mundo de la oferta y la de-manda domina
el panorama de toda sociedad de consumo. Los industriales inundan con sus
productos los mercados abiertos a consumidores en potencia, en donde muchas
veces se adquieren bienes y servicios no por necesidad real, sino por una
necesidad ficticia creada por los modernos sistemas de difusión, que, como la
televisión, son característicos de nuestra época y de nuestro propio medio.
Sin embargo, este complejo panorama de la oferta y la demanda
está cambiando, no al ritmo deseado, pero las cosas empiezan a adquirir un
matiz diferente. En los últimos 20 años, a partir de 1968, se manifiesta un
cambio radical en la oferta de bienes de consumo y de servicios profesionales,
técnicos o comerciales.
¿En qué consiste ese cambio?
En un principio, aunque su participación es demasiado
subjetiva, es muy importante y tiene que ver directamente con el consumidor, el
cual hoy es muy diferente al de hace 20 años.
La primera característica de este cambio proviene del factor
cultural. Los niveles del gusto han mejorado. Los mismos consumidores han
estado desarrollando un sentido más clasificado para seleccionar los productos
que necesitan. Ya no se conforman con cualquier artículo, sino que exigen
calidad y presentación. Un mejor aspecto es definitivo. Esto ha motivado que la
comercialización de productos extranjeros tenga más demanda que los productos
nacionales. A su vez, los productos mexicanos bien presentados motivan una
mejor demanda de ellos, tanto en nuestro país como en el extranjero.
Una segunda causa importante de este cambio está motivada por
la aparición en nuestro medio de los grandes centros comerciales, en donde se
ofrece al consumidor una infinidad de productos debidamente seleccionados, en
donde destaca una presentación muy pensada, diseñada especialmente para
acaparar la atención de los compradores.
La tercera causa, considerada tal vez como el principal
motivador del cambio, tiene que ver con la aparición en la década de los
setenta de las carreras profesionales de diseñadores y con las nuevas tecnologías
dentro del ámbito de la electrónica al servició de la industria y el comercio.
Ejemplo de esto lo tenemos en las computadoras, cuyo uso se ha difundido más
allá de lo imaginable, haciendo las tareas del hombre más ágiles y productivas.
Cualquier empresa de medianos recursos hacia arriba en el nivel de importancia
de producción, ha logrado simplificar hasta un 60% los procesos administrativos,
de producción y diseño de productos y ha hecho más fáciles y mejor presentados
los sistemas de promoción gráfica.
La simbología adquiere mayor preponderancia dentro de los nuevos
sistemas visuales de comunicación. Los preceptos del diseño han adquirido una
nueva dimensión y tan sólo les falta el impulso final para adentrarse en el
futuro bajo el precepto de nuevas bases que regirán su uso. Nuestra época y
nuestro tiempo se están convirtiendo en preciado crisol donde se forjan las
bases para el perfeccionamiento de una estructura más acorde con los objetivos
de los futuros sistemas visuales de comunicación.
Los investigadores en el campo de los ideogramas han encontrado
nuevos preceptos en el comportamiento de los signos y símbolos, creando con
ello una nueva problemática, fundamentalmente en lo relativo a la retención
mental de las formas. En un principio el diseño se enfoca en los símbolos para
la creación y percepción de una forma determinada, pero en la actualidad se
considera que no es suficiente el diferenciar y percibir una forma
adecuadamente, sino que ésta debe quedar grabada en la mente, para ser
recordada con facilidad. Si un gráfico cumple con este último precepto, logrará
con ello la aceptación y demanda de los productos y servicios que representa.
El 50% del éxito comercial depende de ello.
El comportamiento de los símbolos se ha vuelto el tema
principal dentro del ámbito de las comunicaciones visuales. Se ha descubierto
que el papel que desempeña un símbolo o una imagen va más allá de lo que a
simple vista se podría considerar. Su injerencia dentro de la mente tiene un
alto nivel de comportamiento y es por ello que los nuevos sistemas de transmisión
de imágenes, como la televisión, han adquirido una importancia enorme en nuestros
días. Los símbolos o imágenes de identificación y servicio, manejados a través
de la televisión, adquieren mayor preponderancia al ser llevados hasta rincones
más íntimos del ámbito humano, que antiguamente eran verdaderos baluartes en
contra de la comunicación visual.
Nuestra época, nuestro tiempo, marcarán la diferencia en el futuro.
El mirar hacia adelante es vislumbrar un panorama que, aunque parezca muy
lejano, alcanzaremos antes de lo que imaginamos. Conocer las bases en el comportamiento
de los signos y símbolos es adentrarse en un nuevo horizonte a través del
camino de las comunicaciones visuales.
Los símbolos y logotipos que han surgido como identidades
corporativas, así como los señalamientos que regulan el funcionamiento de
nuestras ciudades y, en fin, todos aquellos gráficos que han conformado una
extensa red simbólica que envuelve cotidianamente a los habitantes de los
grandes centros cosmopolitas y regionales, son motivo de especial atención en
los textos e ilustraciones que conforman el presente estudio.
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